Tomado del blog ‘Cuaderno de Cuba’, Noviembre 28, 2007
En Cabrerainfantilismo histórico Néstor Díaz de Villegas trastoca el título de un libro del escritor exiliado Guillermo Cabrera Infante y se enreda en la obra de éste. El resultado es una mezcla a su conveniencia y objetivos, que saca de aquí y mete de allá para tratar de inquietarnos al final con una pregunta adolescente: ¿cuánto deberemos esperar aún antes de ir al cine a ver la película de Fulgencio Batista? Confieso no tener respuesta ni inquietud.
Díaz de Villegas hace referencia a una viñeta de Vista del amanecer en el trópico, que yo menciono en el artículo La justicia tarda, ¿pero llega?, y reduce el libro a postal turística: Vista de un amanecer en el trópico. El error inicial, al citar una obra, no es ajeno a la chapucería del análisis que hace unos cuantos renglones más tarde: “Se sabe que la revolución cultural cubana, en su primera época, lleva la marca de Caín, y que en la cuentística que Armengol comenta se originó más de un estereotipo del canon castrista”.
El problema es que yo no menciono “cuentística alguna”, ni el volumen que cito pertenece a la “primera época” de la “revolución cultural cubana” y tampoco —como aclaro en mi artículo— la viñeta aparece en las primeras ediciones de Vista del amanecer en el trópicoy creo que no ha sido publicada en español.
Así que Díaz de Villegas acumula errores e imprecisiones antes de lanzar una afirmación categórica: “Guillermo Cabrera Infante, y su reparto de personajes, ayudaron a instaurar como norma taxativa el simulacro de una Cuba en blanco y negro, donde, en vez de policías y ladrones, los batistianos persiguen a los revolucionarios. De esa regla falseada que, con la canonización del autor llegó a insertarse en nuestro registro histórico, se vale Armengol para adelantar su tesis de consolación filosófica en que los batistianos seguirán siendo siempre los malos de la película”.
Vista del amanecer en el trópico no es un libro de cuentos sino de viñetas, en que sólo aparece un cuento —casi en la mitad del volumen— y su inclusión en ese lugar tiene el propósito de brindarle un descanso y un cambio al lector. Fue publicado por primera vez tras el exilio del autor, en 1974, y yo hago referencia a View of Dawn in the tropics, aparecido en 1988.
Las referencias y el análisis de Díaz de Villegas resultan más adecuados a otra obra de Cabrera Infante, su primer libro de cuentos, Así en la paz como en la guerra, que por muchos años se negó a que volviera a ser publicado. Pero esa literatura de compromiso político sartreano, típica de las narraciones de Así en la paz como en la guerra, desaparece por completo en lo que viene a ser el cuerpo fundamental de la obra de Cabrera Infante, rechazada por el escritor quien consideró al primer manuscrito de Tres Tristes Tigres (que por entonces se llamaba, Vista del amanecer en el trópico), ganador del premio Seix Barral en 1964, un texto tergiversado y se dedicó a su reelaboración, lo que dio como resultado la novela tal como se conoce.