‘Nadie’, episodio 2: Coyula contra el método

Antonia-Eiriz-La-Anunciacion

Si no podemos creer en los poetas, ¿en quién creeremos? Rafael Alcides ubica el momento en que “jodieron todo esto” (sic) en algún punto vago, indefinible. Es el momento en que, según él, los mismos revolucionarios “echaron a perder” la revolución.

Sin embargo, en otro pasaje del segundo episodio de Nadie, Alcides admite que la censura comenzó “desde el primer momento”, que no hubo un período gris, delimitado y transitorio, sino que la represión, por lo menos la intelectual, fue coetánea del triunfo.

¿Cuál es la verdad? Ninguna de las dos, y ambas inclusive. La revolución es la primera productora de Fake Truth. Sabemos que en la misma época de las “cosas bonitas”, La Cabaña se convirtió en la Lubianka, que los fusilamientos no requerían de proceso judicial, que el Che de Korda daba inicio a su ofensiva tricontinental, que la prensa libre recibía revolucionaria sepultura, que las señoras eran perseguidas solo por llevar cartera, que las propiedades eran confiscadas y las empresas intervenidas.

La educación y la salud fueron fenómenos periféricos, efectos secundarios de la dictadura, otros tantos atributos de la persona (real) del dictador. Esas pequeñas maniobras lograron despistar a los observadores y ganar la batalla de ideas para el castrismo. Las grandes maniobras ocurrían en otra parte.

Mientras tanto, las pequeñas maniobras recibían tratamiento cinematográfico en aquellos vehículos propagandísticos que fueron los noticieros del ICAIC. La obra reciente de Miguel Coyula le debe mucho a la estética del documentalismo castrista, a la obra gráfica de Santiago Álvarez y Octavio Cortázar, ahora puestas de cabeza, vueltas en contra de los viejos propagandistas.

El testimonio de Alcides es contradictorio e inconsistente. El mensaje de Nadie es desechable. Las razones de Alcides son el “jugoso bistec” que, según dijo McLuhan, el cine arroja al público para entretenerlo. Lo verdaderamente importante es la apropiación del lenguaje del agitprop por un artista de la oposición, lo verdaderamente contrarrevolucionario es que el noticiero traiga malas noticias.

Rafael Alcides recibe tratamiento estalinista: Nadie es un interrogatorio en alguna oficina del G2, con trasfondos oscuros y aislamiento digital. (En una antigua reseña dije que “la duda” era la Villa Marista del corazón: he aquí la prueba). Alcides confiesa. Coyula muestra lo terrible de su admisión, que equivale al destape del inconsciente colectivo. Toda una idea falsa toca a su fin. El envejecimiento en pantalla es la senectud del ideal, y es también la metáfora del envejecimiento del cine en tanto medio de comunicación, incapaz de expresar la nueva situación.

El cine se transforma, entonces, en discurso digital, abandona las formas tradicionales de influencia, descarta el debate, las pruebas, renuncia al argumento. La argumentación ha fracasado y se necesita un método nuevo, un antimétodo, que deberá ser, por fuerza, un “vehículo de propaganda y coerción” (Feyerabend).

Coyula se acoge al método de esa gran cineasta que fue Antonia Eiriz, debido a que en sus lienzos la debacle política está expresada en términos inequívocos. El arte de Eiriz es la primera instancia de agitación y propaganda, de Sturm und Drang contrarrevolucionario. Allí aparece primero la representación del micrófono como instrumento de tortura. La Revolución es el ángelus, la hora de la encarnación malévola; Fidel es el Ángel Exterminador, que visita a la costurera en su mesa de ediciones. Debemos regresar, retrotraernos a Antonia Eiriz, porque en el catálogo de la imaginería latinoamericana no existe otro ejemplo de duda y de noche oscura del alma.

Coyula nos propone un problema estético encerrado en un enigma metodológico, cuya enunciación definitiva aparece en Against Method (1978), de Paul Feyerabend:

“Es muy difícil, tal vez completamente imposible, combatir con argumentos los efectos del lavado de cerebro. Aun el más puritano racionalista se verá forzado, entonces, a dejar de razonar y a usar la propaganda y la coerción, no porque sus razones hayan dejado de ser válidas, sino porque las condiciones sicológicas que las hacen efectivas y aptas para influir en otros, han desaparecido. ¿Y cuál es el uso de un argumento que deja impávidos a los demás?”

 

  1. atmariposa

    No he visto a ‘Nada’, ‘Nadie’, Niente. Me siento como una nobody transitando por esta pelicula de desencuentros y horror. El segundo episodio me ha colmado de preguntas: no es en cierto modo la esencia de un poeta, cualquier poeta la contradiccion? Es el poeta un lavador de cerebro, de la percepcion? Que es en verdad lavar el cerebro? Limpiarlo, ensuciarlo, castrarlo, controlarlo? Siempre me ha resultado curioso y contradictorio ese eufemismo. A todos nos programan de una forma u otra. Existe la libertad personal? El cacareado libre albedrio? Quien seria yo de haber crecido en Cuba? Un abrazo.

  2. Miguel Coyula

    La pelicula no esta en youtube, solo la serie web Rafael Alcides de 7 capitulos. La pelicula «Nadie» esta todavia en festivales.

    • Hola Miguel, he encontrado varios episodios en YouTube, y alguien me trajo de Cuba, en flashdrive, una versión en 7 capítulos. Es lo que conoce las pocas gentes que me han asegurado haberla visto. Por favor, dime si es posible, y cómo, ver la versión final de festivales. Saludos. N.

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