«Es cierto que la oposición cubana es minoritaria, está dividida y que algunos de sus líderes dependen financiera y políticamente de organizaciones del exilio, opuestas al restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba. También es cierto que esos líderes entienden su activismo, en buena medida, como un mecanismo de boicot u obstrucción de la normalización diplomática en curso, siguiendo la línea política de los congresistas cubano-americanos y de una parte de la derecha republicana.» Rafael Rojas

Fidel Castro en un acto de recaudación en Nueva York junto a Juan Manuel Márquez, el 28 de octubre de 1955/ Osvaldo Salas. (Penúltimos Días)
Discrepo en varios puntos con el artículo “Represión y diplomacia en Cuba”, de Rafael Rojas, aparecido en La Razón, (16 de julio, 2015). Si antes se pintaba la época prerrevolucionaria como un paraíso de gángsters y oligarcas, y si esa noción sirvió de coartada al apoyo incondicional que la izquierda dio a la dictadura durante más de medio siglo, la misma imagen falsa sirve hoy en día para denigrar a la oposición, que en el estimado de Rojas aparece afeada por los mismos vicios de aquella república.
La oposición representa, en ese esquema, poco menos que una “república del aire”, heredera de las connotaciones negativas que lo “republicano” tiene en la historiografía oficialista, y el ataque de Rojas va dirigido a la disidencia en tanto pluralidad democrática. A la emergente sociedad civil no le está permitido disentir. Apenas salida de su etapa embrionaria, y a punto de dar sus primeros pasos en firme, ya es sospechosa de deslealtad, se la acusa de estar vendida a los intereses foráneos. Recibe palos de los policías y palos de los historiadores.
La idea de que la normalización de relaciones es una mala jugada que no producirá los cambios sociopolíticos esperados, no es una opinión minoritaria, debido a que la oposición –aunque lo parezca– no es una minoría. Lo “minoritario” de la oposición a Castro que maneja Rojas es un lugar común, sin fundamento real, que ha llegado a ser uno de los tópico más socorridos por la izquierda procastrista.
Por el contrario: la oposición es la mayoría absoluta en Cuba. Minoritario es, y ha sido siempre, el número de personas dispuesto a enfrentar la violencia y tomar acción. Esto fue tan cierto durante la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista –y existen incontables testimonios al respecto– como lo es hoy. Aquellos que militan abiertamente en la resistencia son pocos, en cualquier época y cualquier conflicto.
Si de algo debería estar seguro Rojas es de que la oposición en Cuba, la oposición silente, es mayoritaria, pues él mismo es parte de ella. Que esté dividida –como divisivas son sus opiniones en este y otros temas– no significa que no haya crecido en número y se haya fortalecido ideológicamente en las últimas décadas. Dadas las características del castrismo, el proceso de concientización y proselitismo ha sido especialmente arduo.
En cambio, el problema castrista, su misma esencia, es ser el gobierno de una minoría, y esto, aun en la época de los “grandes logros” que Rojas analiza en su último libro. La imposibilidad de medir esa presencia fantasma es característica de los regímenes totalitarios. Y si la oposición organizada se ha hecho eco de lo que Rojas llama “mecanismos de boicot y obstrucción de la normalización diplomática” es porque sus planteamientos coinciden con las objeciones de la mayoría silenciosa, y no únicamente con la “línea política de los congresistas cubano-americanos y de una parte de la derecha republicana”.
Desvirtuar la opinión de los que se le opusieron, fue, justamente, el dispositivo de “boicot y obstrucción” en que se basó la negociación. Los obstruccionistas fueron eliminados, dejados fuera de la componenda. Eran demasiado numerosos, y su experiencia política tenía un peso considerable: ellos, que habían fracasado en cada iniciativa de acercamiento y que cargaron hasta ahora con el costo de la dictadura –su suspicacia no es gratuita. El mecanismo liberal de exclusión, que funciona a las mil maravillas en otros sectores, dejaba fuera a la disidencia y a la Diáspora –o mejor, a aquellos grupos que no coincidían “con una parte de la izquierda socialista”–.
Lo que se combina, más bien, en el actual “cruce de posicionamientos públicos sobre democracia y derechos humanos” (sic), es la tendencia cada vez más pronunciada de la administración Obama a legislar por decreto, a dirigir la política exterior desde la prensa, en conversaciones secretas y pactos unilaterales, sin consultar al Congreso, unida a la experiencia de un régimen unipartidista con potestad de decidir por la totalidad de sus ciudadanos. Ahí está el cruce.
Es en esa coyuntura donde empalman la fantasía de la administración demócrata y la disponibilidad raulista. Se esperó 56 años por la aparición de un Presidente que hubiera leído a Frantz Fanon y “nos entendiera”, y los Castros tenían todo el tiempo del mundo. Finalmente, la Providencia los premió. Ahora sabemos que el castrismo fue una ruleta de largo alcance: de ahí la sensación de haber ganado en grande, de que se trata de otra “obstrucción” convertida en victoria.
El argumento de los “dineros de la USAID” está sacado del manual del perfecto alcahuete latinoamericano, y por eso no debió ser esgrimido por un analista serio. Este es el tipo de ataque que esperamos de John Kerry, o de un discípulo de Saul Alinsky; a no ser que Rojas haga suyas las técnicas de Tratado para radicales y pretenda tratar las páginas de La Razón de México como si fueran el Granma. Aparece allí con exclusividad, como la única voz digna de emitir comentarios, aun cuando ejerza su opinionismo con absoluta arbitrariedad: “Así como la oposición subordina su activismo al boicot de la normalización diplomática, el gobierno cubano reprime para afirmar su soberanía en medio de las negociaciones con su enemigo histórico.”
La acusación reiterada de que algunos de los líderes de la disidencia “dependen financiera y políticamente de organizaciones del exilio” es oportunista y malintencionada. La Cuba actual no cuenta con una Naty Revuelta que extienda un cheque por 5 mil pesos para ir a asaltar un cuartel, y mucho menos con una clase empresarial empeñada en subvertir el orden, ni con una burguesía con los bolsillos profundos.
La financiación de la disidencia debe ser bienvenida y alentada con independencia de las fuentes. La última persona de la que esperaba una protesta de injerencia foránea, un ataquito de jingoísmo, es un académico capaz de rastrear los oscuros resortes económicos de cualquier oposición digna de ese nombre.
¿…el ataque de Rojas van…?
Si la mal llamada Revolucion Cubana fue un movimiento que a sus inicios logro comprar al pueblo cubano que estaba cansado de tanta represion y tanta corrupcion por parte de los poderoso0 que estaba con el poder en las manos ,pero resulta ser que este lider que prometia villas y castillas poco a poco introdujo el terror y las detenciones seguidos de los pelotones de fusilamiento de aquellos que incluso habian peleado junto a el por hacer de Cuba un pais democratico y prospero todo a sido un plagio total a la dignidad de los cubanos ,han pasado mas de medio siglo y el pais es cada dia mas pobre y mas miserable donde se a implantado una dictadura al estilo coreano ,la oposicion cada dia sera mas y mas efectiva ,y cada dia sera el pueblo quien la opoye hasta que se tomen las calles exigiendo libertad y prosperidad ,yo no soy escritor pero si conozco a mi pueb lo pues no vivo en nubes de aire acondicionado,mi pueblosiempre a esperado hasta el ultimo recurso para no explotar ,pero cuando explota ,ni las brigadas especiales ni los tanques y todo el poderio militar que el regimen tiene ,los va a poder parar C ARLOS DIAZ desde Zagreb
¿Manipulas totalmente el texto de Rojas para arrimarrlo a tu algarabía?, me pregunto (Aníbal Campos)
Quizás, Anibal. Gracias por tu comentario.
De nada, hombre…
Tan mayoritaria es la Oposición a la dictadura de la familia Castro (no es sólo Fidel, es toda una familia), que cada vez somos más.
Diría como Alain Fournier: «después que… de tanto mal, de tanto bien… sólo polvo quede…»
AL FINAL DE CUENTAS LA FAMILIA MAFIOSA CASTRISTA NOS JODIÓ LA VIDA, Y SE LA SIGUE JODIENDO A LAS NUEVAS GENERACIONES Y A LAS QUE ESTÁN POR SURGIR. NOS TOCÓ EL NIDO DE LA TIÑOSA!!! Eso fue inevitable. Viejos, envejecidos, destrozados, miramos cómo hijos y nietos Castro Ruz, Espín, Balart, Canel, etc, recogen los cuantiosos rastrojos de una nación otrora bella, otrora pacífica, otrora culta, otrora inocente. Las sajaduras han sido graves para Guanahaní.
NDDV das una respuesta inteligente a un articulo que contiene una alta dosis de mezquindad.
No me sorprende el artículo de Rojas. Contradictorio y ambivalente, no hace más que reflejar su posición política de toda la vida. Qué pena da.
Felicidades!, NDDV. Usted es un rayo de sol en medio de la tormenta. Gracias por tan sabio escrito. 100% de acuerdo.
A Rafael Rojas nunca lo he respetado. Es un agente del régimen. Siempre lo he visto así.
Belkis, no estoy de acuerdo contigo, y para decirte la verdad, ni siquiera tomo en serio tu acusación. Rafael Rojas es mi amigo, y rebato al historiador y al político, no a la persona. De todas maneras publico tu comentario para dejar aquí un ejemplo de lo que NO se trata mi artículo.
Jose Marti nos dijo alguna vez: todas las tiranias torment a mano uno de esos cultos, para que piense y escriba,para que justifique, atenue y disfrace….en el caso de Rojas el conoce todos Los argumentos de N.D.D.V. y sabe muy bien que son verdades aplastantes, solo que en su afan de ayudar al regimen las soslaya ladinamente
Me temo que descontextualiza las palabras de Rojas, aun asi me parece ingeniosa la referencia a Republicas de aire. Creo que Rafael, y esto es un atrevimiento especulativo de mi parte, utiliza el discurso imperante de ambos gobiernos para ilustrar las trabas que enmarcan al dialogo. Yo lo diria de otra forma pero, al igual que usted, no pesa sobre mi cabeza el rigor de una catedra de historia con su consabida metodologia academica.
Yosvani, gracias por comentar aquí. Creo, al contrario, contextualizar las palabras de Rafael Rojas: ese discurso tiene una historia, primero asociado a la «República» que se representó en la narrativa de izquierda como «dependencia o apéndice» de los Estados Unidos, negándosele así existencia propia. Esta otra «república» es un constructo de Rojas, otra entidad financiada desde afuera, sin representatividad real, que debe su existencia a una infusión de dinero, no a un estado de excepción político (o por lo menos el énfasis de Rojas es en la artificialidad de la oposición) y los planteamientos políticos de la oposición se remiten a una alianza con la derecha, que en sí misma no debía ser un problema semántico, pues vivimos en una sociedad bipartidista, pero que en el canon de Rojas (que es aquí el de la izquierda) representa un elemento negativo. El concepto de «dinero» también ha sido sacado de contexto por Rojas, como ya antes, cuando él era director de la revista Encuentro, fue sacado de contexto por los mismos medios de prensa mexicanos para los que hoy escribe. Entonces se le acusó de recibir un sueldo de la National Endowment for Democracy, se le aplicaron las mismas técnicas diversionistas que ahora él utiliza. Me parece una jugada vulgar y demasiado transparente, politiquera e injustificada, pues la disidencia tiene ya demasiados serios asuntos que atender. No, al contrario, yo no veo aquí ningún «rigor», no veo aquí «metodología» sino falta de método y de gusto. Yo exhorto a Rojas, por el contrario a tomar este asunto seriamente y no desde el discurso oportunista de quien habla a un foro secuestrado por la izquierda, como es el público de La Razón. Al contrario, le echo en cara la falta de profundidad y de independencia.
Nestor, creo que das un salto formidable de lo que expresa Rafael al discurso de las izquierdas asociado a nuestra epoca republicana. Talvez haya aqui un trasfondo personal (es un tema que han conversado) y sabes por donde viene Rafael, pero no me parece que se pueda extrapolar de lo que se lee en La Razon.
Para nada Yosvani, no lo hemos conversado nunca. Lo que digo, o quiero decir, es que (y no es lo importante) si adjudicamos a la idea de «oposición» los predicados> «dependencia»> «financiamiento foráneo»> «división»> «minoría»> «obstrucción», etc., etc., estamos tratando con una construcción, un constructo, un aparato retórico, y que ese aparataje presenta las mismas señas de otros constructos cubanos previos, por ejemplo «República», o «Batista», digo que es fácil fabricar este tipo de construcciones, ya que en el ámbito político cubano existen precedentes de constructos exitosos, llamémosles «memes», y que es fácil el proceso de transferencia (no extrapolación), de proyección semántica, más bien. No extrapolo, se trata de objetos separados pero correlacionados en tanto construcciones ideológicas. Creo que Rojas no es preciso ni mucho menos, ni que se mueve dentro del lenguaje «académico» (lo «académico» es otra pantalla, otra construcción para hacer política), al contrario, su lenguaje es double-speak, es un lenguaje diplomático, (no en el sentido vulgar de ese término sino en el otro). No sé si con esto aclaro mis ideas. Gracias por mantener la comunicación y por tus comentarios.
Néstor, celebro comprobar que tu discurso se parece de alguna manera a lo que expresé anteriormente en muy pocas frases. Conozco a Rafael desde hace mucho tiempo y he acudido ilusionada a sus decepcionantes intervenciones en diversos foros. Nada cambia. Es una cuestión, si oso decir, de «estilo», ese que puede complacer tanto a Dios como al Diablo. Te digo, sinceramente, que lo siento mucho.
Tanto Rojas como quienes le critican se desvian de la meta de los opositores a cualquier regimen totalitario: cambio de sistema politico. Este es el mensaje que debemos repetir en las paginas de La Razon o en cualquier medio a nuestro alcance. El examen de lo que fue Cuba, el examen de la «revolucion traicionada», el examen de los «vendidos» a Washington o a Moscu, solo ayuda a prolongar el dominio de la junta militar que gobierna a Cuba.
Perdóneme, en eso estamos hace 56 años. Ese es el trasfondo de esta y cualquier otra discusión sobre el problema cubano.
Importante y necesario análisis. Más allá de la posible influencia del «estilo» creo que el fondo del asunto es la sinceridad del discurso. Aquí se pone en cuestión esa sinceridad y parece que lleva razón Néstor en que podría ser un caso de «double speak»
Gerardo, el «estilo» es la vaselina, no creo que sea tan difícil de entender; Aún así se lo explico.
Mme
He entendido lo del estilo. Pero lo grave es que se estén utilizando estrategias del double speak de manera intencional o inconscientemente
Es cierto que el estilo de Rojas podría ayudar en esto
Tampoco me extraña tu análisis, Néstor. Eres un tipo agudo, claro y sincero, que se atreve. Ah, y me encanta tu blog… y aquella lectura de tus poemas en la difunta Fundación Hispanocubana. Estoy contigo siempre.
Te lo agradezco, pero no es mi intención imponerme. No expreso aquí animosidad a Rojas, al contrario, lo respeto y lo aprecio mucho. La polémica es tan rara entre escritores y analistas cubanos que suena como si estuviéramos peleando, estamos conversando. Claro que es un diálogo de sordos porque soy el único que habla sin obtener respuesta del interpelado.
La critica que ayude a quitarle las pieles de cebolla con que se cubre la dictadura ,siempre será buena y,en eso, diste un paso largo y con gran seguridad. Los Latinos ,en publico,estamos muy poco acostumbrados a decirnos las verdades,por eso suena para algunos, un ataque a Rojas.No estamos acostumbrados a la critica y,tu querido,por sobre todas las cosas,eso es lo que precisamente haces mas y mejor. Un abrazo Nestor.
Gracias querido amigo, tú me conoces mejor que nadie.
No interpreto tu crítica como un enfrentamiento. Es fácil enfrentarse a un enemigo y elogiar a un amigo. Lo difícil es criticar la obra de un amigo, con rigor y buena voluntad. Ahí reside el coraje.